domingo, mayo 01, 2016

EL CÉLEBRE CERRO DE LA SAL



Sección del mapa del Cerro de la Sal y sus alrededores.
Fuente: Historia de las misiones franciscanas por Izaguirre

PRIMERAS NOTICIAS
 
Entre las actuales provincias de Chanchamayo y Oxapampa se encuentra el histórico Cerro de la Sal, el cual fue descrito en el siglo XVIII por el P. Fr. José Amich así:
Es un remate de un ramo de Cordillera, que desde la Cordillera nevada de Reyes viene bajando por Paucartambo; y en este paraje se eleva dicho cerro como un pan de grande altura todo poblado de monte, excepto en la cumbre en que solamente tiene algunos matorrales de palmas. Este cerro tiene una beta de sal, que desde la cumbre corre al sudoeste por espacio de más de tres leguas, y otras tantas hacia el nordeste; y dicha beta de sal tiene de ancho regularmente treinta varas. La sal es de piedra mezclada con algún barro colorado. Dos leguas antes de llegar al Cerro de la Sal, se encuentra con el río de Paucartambo, que viene del noroeste, y una legua más abajo se junta con el río de Chanchamayo, formando en la junta el río que llaman de la Sal, al cual más abajo llaman el río de Perené.
Este Cerro de la Sal es muy famoso por el grande concurso de indios infieles, que de las naciones más remotas de la montaña acuden a él por sal; porque como dentro de la montaña no hay salinas, les es forzoso venir a este cerro a buscarla, los unos para su uso y consumo, y otros para comerciar con ella otras cosas que necesitan de las otras naciones; siendo tan varias las que suben a este cerro por la comodidad que tienen de muchos ríos navegables, que algunas tardan dos meses en llegar a este cerro, cuyo temperamento es muy templado; porque aunque es montaña real, el calor es moderado por la elevación del cerro y su cercanía a la Cordillera. Está habitado de indios Amages, y de algunos de las otras naciones que se quedan en él cuando suben por sal. (1)
 
En esta extensa pero indispensable cita se manifiesta la importancia que tuvo el Cerro de la Sal para las comunidades indígenas de la selva central.
 
Se conoce que los nativos Panataguas y Amages, nombres antiguos para los Yánesha y los Antis denominación de los Campa Asháninka y Nomatsiguenga tuvieron relaciones comerciales con los indios de la sierra de sus fronteras desde la época preincaica. Los primeros con los de Huánuco, Pasco y Tarma, y los segundos con los de Tarma y Jauja. En el truque practicado se intercambia la sal aprovisionada. Tras la invasión y dominio español de los territorios de la sierra, los intercambios menguaron. (2)
Mapa de los grupos etnolingüísticos de selva central.
Fuente: La sal de los cerros de Varese. 
 
ÉPOCA COLONIAL
 
La tarea encomendada a los religiosos por parte del Imperio Español y el Papado de evangelizar a los nativos de la montaña, revelaría la existencia de este Cerro a los forasteros, y con ella la ambición de controlarlo. Por un lado, algunos soldados presumieron la existencia de minerales en sus alrededores, como fue el caso de Francisco Bohorques, que terminó expulsado a Chile por su resistencia y codicia; como también lo relata el padre Amich. Y por otro lado, los misioneros religiosos al querer administrar el Cerro y su producto para unificar a los pobladores originarios diseminados en pequeños números por toda la selva con el fin de catequizarlos.
 
Poco duró la prosperidad de las conversiones franciscanas ya que en 1742 comenzó la rebelión de Juan Santos Atahualpa en la selva central que retardaría la colonización aproximadamente un siglo.
 
Años después de la rebelión de Juan Santos Atahualpa iniciada en 1742, que desbarató todo intento de evangelización y colonización en la selva central del Perú, el intendente de Tarma Ramón Urrutia y las Casas redactaría un informe que buscaba convencer al virrey Abascal de invertir en la recuperación de las montañas de Chanchamayo:
Asi mismo son frutos importantes de nuestra activa especulacion, y solicitud las floridas Misiones del Cerro de la Sal, y del gran Pajonal no solo por el gran número de almas que nos consta habitan aquellos parajes donde logró fundar, como llevo referido muchos pueblos la incubacion, laudable de los Relijiosos de San Francisco, sino también por ser dicho Cerro de la Sal un punto fijo de la comunicacion de los jentiles de la Montaña. (3)
 
ÉPOCA REPUBLICANA
 
Es decir, hasta la llamada emancipación del Perú, en las primeras décadas del siglo XIX, el Cerro de la Sal aún era considerado estratégico ya sea para ubicar misiones religiosas o haciendas permanentes con el propósito de ganar territorio amazónico. Es sólo en 1847 que las autoridades peruanas, obtenida ya la independencia y con ella instaura la República, que en la actual ciudad de San Ramón se erige un fuerte que sería punto de avanzada para la colonización de la selva central. En dicho fuerte se aprovisionaron y partieron varias exploraciones científicas y militares al interior de la montaña, como los del: almirante Herndon en 1851, humanista Raimondi en 1855, coronel Barriga en 1868, coronel Pereira en 1869, coronel Cárdenas en 1870, ingeniero Wertheman en 1874 y 1876, etc.; logrando así, décadas después, establecer poblados estables como: La Merced en 1869, Pueblo Pardo en 1976, San Luis de Shuaro en 1886, y las haciendas que conformaron la colonia del Perené en 1891 y 1892.
 
En 1897 el padre franciscano Gabriel Sala redactó en su informe de exploración que hizo a los ríos Pichis, Pachitea, Ucayali y la región del Gran Pajonal:
Se quejan algunos chunchos de que se les impide sacar sal y se les obliga á trabajar sin remuneración (...) El Gobierno ha dispuesto que la sal de Chanchamayo ó Cerro de la Sal, esté libre de impuestos, y que todos se aprovechen de ella. ¿Por qué, pues, los pobres chunchos, que tienen más derecho que los blancos, han de ser hostilizados, cuando vienen de una distancia de 20 días de penoso camino, á sacar un pedacito que les dura un año entero, y es el único condimento de sus comidas? (4)
 
La voz de protesta del religioso no tuvo eco en los gobernantes del país. Y así fue durante todo el siglo XX que el Cerro de la Sal fue lotizado y vendido a grupos de colonos extranjeros y nacionales que tuvieron control sobre mencionado Cerro y su sal.
 
Según testimonios de vecinos del Cerro de la Sal hasta la década de 1980 se observaban grupos de nativos viajando al Cerro para extraer la sal. (5)
Veta de sal negra del Cerro de la Sal.
Fuente: Desco Programa Selva Central.
 
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NOTAS:
 
(1) José Amich. (1854). Compendio histórico de los trabajos, fatigas, sudores y muertes que los ministros evangélicos de la seráfica religión han padecido por la conversión de las almas de los gentiles en la montaña de los Andes pertenecientes a las provincias del Perú. Paris, Librería de Rosa y Bouret, 1869, 18 y 19.
 
(2) Renard Casevitz, Saignes y Taylor. Al este de los Andes: Relaciones entre las sociedades amazónicas y andinas entre los siglos XV Y XVII. (Carrera Colin, J., Trad.). Quito, Ediciones Abya-Yala, 1988.
 
(3) Urrutia. Informe del intendente Urrutia sobre las ventajas que resultan de la apertura del camino y comunicación por el Chanchamayo presentado al Virrey del Perú en 1808. Lima, Imprenta del Comercio, 1847, 47 y 48.
 
(4) Gabriel Sala. Exploración de los ríos Pichis, Pachitea y Alto Ucayali y de la región del Gran Pajonal. Lima, Imprenta La Industria, 1897, 135.
 
(5) Un interesante folleto publicó Desco Programa Selva Central, en donde explica sumariamente las etapas históricas por las que pasó el Cerro de la Sal.
 
 
 

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