domingo, enero 01, 2012

DÍAS NUEVOS

Gian Marco, logra cautivar por chispazos, con sus temas que de alguna manera nos identifican, ya que, cada vez, va articulando relatos mejor contados. En una especie de crítica a su álbum Días Nuevos, quisiera recibir este año 2012. A propósito, ¡feliz año, y larga vida tanto si es diurna como nocturna!

Aprovecharé en contarles una historia, a través del disco:

Dícese una vez, que en el umbral de un sueño por acabar, uno siente la necesidad de reproches, que a la larga regresan y más daño hace, a quien los invocó. Propicio escenario para la reflexión.


“Si me tenias porque cruzaste la frontera de otro cuerpo, porque saltaste hacia el abismo de otros besos, si me tenias cada mañana en el reflejo de mis sueños. Si me querías porque cambiaste nuestro amor por un antojo y desnudaste tu pudor ante otros ojos, si me tenias porque perdiste el equilibrio y te alejaste de mi vida”


¿Quién coño acierta en su primera reflexión? Quieres desengañarte acusando lascivamente que el error fue de la otra mitad. Haces una lista de pequeños, medianos y grandes defectos que para quien “era” ya no merezca “serlo”, es decir, puedas decir “ya fue”. Y nos lavamos las manos.  
Por las líneas de tus manos me pierdo y vuelvo a desaparecer. Blanco y negro, tierra y fuego así no nos podemos entender. Y es que ahora yo me miro en el espejo y veo lo que no quiero, y es que ahora tú ya no me mueves más el suelo. Hoy ya no quiero andar en bicicleta, hoy ya no tengo tiempo para ti. Y somos, de esos, amores imperfectos aquellos que no suele resistir. Y somos, de esos, corazones que no saben compartir, contigo no vale la pena tanto amor”.


¿Quién coño acierta en su segunda reflexión? Pasado la cólera, la siguiente grada es la recaída, remembrar los buenos y gratos momentos que tu mitad te hizo sentir más mitad que nunca. Entonces utilizas palabras como: y si…, de repente…, quizás podamos… Tristes palabras que evocan una esperanza.
“Se me hace cotidiano discutir, la soledad contigo tiene un precio, aquí la culpa solo es del silencio, dejemos que el amor vuelva a elegir. Se dicen tantas cosas cuando duelen, se dicen sin querer y sin pensar. Tu corazón y el mío ya no tienen el mismo ritmo para palpitar. Dejemos tiempo al tiempo, volvamos a extrañar, tomar un nuevo aliento. Respirar, respirar (…) Me quedo por si acaso con tu boca, me quedo con tus manos y tu olor. No vaya a ser que un día alguna duda nos haga regresar a estar mejor”.


Y como la mayoría de las esperanzas se esfuman. La siguiente grada es la resignación, ¿qué dices?, ¿qué estás a punto de llegar al olvido? Yo no lo creo así, no puede haber un olvido total, eso quiero decir. Pero llega una calma, la calma de saber afrontar las cosas, de retomar tu vida sin tu mitad. Algo así, como que tomas conciencia que eres uno y ya no una mitad. Que el cariño que tienes no significaría desembocar en una relación de amor, sino de respeto y amistad. Salud por eso. Esta vendría a ser la tercera, cuarta, quinta o sexta reflexión, pues depende mucho de cada uno, es verdad, ¿pero quién coño acierta en algunas de esas reflexiones?, no tengo ni idea de la respuesta; pues con que ya no duela, es suficiente.         
“¿Hola como estas?, ¿cómo te ha ido?, hace tiempo que no pasas por aquí, que bueno verte, desde que te fuiste todo es tan distinto y diferente, yo aquí sigo siendo el mismo y siempre con la misma gente. Noto que has perdido algo de peso, me contaron que te vieron conversando con la luna; no hace falta que me expliques, no tienes que disculparte ya le puse a nuestra historia un buen final y un punto aparte. Te debo confesar, me hiciste daño, busqué entre libros viejos la receta pa’ olvidarte, busque alguna manera de sacarte del camino, pero ahora que te veo, sé que no será tan fácil ser tu amigo. Cuéntame, qué ha sido de tu vida, dime cuéntame, si estabas confundida, dime cuéntame, qué sientes si me miras, dame una ilusión, tal vez una mentira.  Cuéntame, no hablemos del pasado, nena, cuéntame, la vida te ha cambiado, cuéntame, qué sientes si me miras, el tiempo me ha curado y me ha cerrado las heridas (...) Abrí la página de un cuento repetido, abrí los ojos y de repente y ya no estabas, yo no respondo si te tengo frente a frente, si me lo pides, yo me quedo hasta mañana”.  


Y colorín colorado, esta historia de amor se ha acabado.

Y la vida siguió, encuentras nuevas formas de expresarte, y a quién expresárselas. Es difícil encontrar la perfección nuevamente, pero bien te darás cuenta que la perfección nace de la imperfección, construir un paraíso de cosas, implica dejar de lado a tu anterior obra de arte.  

“Más allá de mi cariño volando por el norte de tu cuerpo estoy mejor, no te extraño ni te olvido, perdiendo el equilibrio me curas el dolor, me inundas el latido, me cambias la intención, me tienes como un loco dibujando donde vaya un corazón. Más allá de la esperanza la vida no me alcanza para darte lo que soy, tengo paz y tengo suerte y más son esas ganas de quererte sin razón, me llenas el vacío me cambias la visión (…) tu mirada que me abraza, tu cariño que me cura, tu recuerdo se ha colgado de la luna, descubriendo con tus pasos un atajo en el camino si me miras de esa forma yo te llevaré conmigo”.



Como si fuera poco, y sin sentirlo, adquiriste experiencia. Tu nuevo rumbo, en su inicio se adapta al recodo de tu camino.
“Desde hace un mes tengo atada tu boca a mis sueños y el corazón reflejado en tu piel; un día más tengo sed de una noche sin miedo, fragilidad sensación de papel. Te desnudé adornando un camino desierto, me desperté y caí sobre tu pensamiento y me perdí (…) Desde hace un mes tengo el alma pendiendo de un hilo y un nuevo sol que me tiñe la piel; un día más, que la tarde me encuentra durmiendo lejos de ti para no envejecer”.


Te sientes tan bien, que te darás cuenta que lo importante es tener a quien te hace bien a tu lado, de la forma que sea; no se trata de amor o amistad, se trata de amor y amistad, en el mejor de los casos; mas si no se puede, lo importante es la infatigable fuerza de la amistad.
“Pero tú tenias una sombra en el camino que te pintaba el alma de enemigo borrando en un abrazo la imaginación y ahora yo me quedo con un trozo de tu vida, acostumbrado a la despedida sabiendo que la soledad es mejor para los dos”.



Y colorín colorado, este cuento, por fin, se ha acabado.