domingo, diciembre 16, 2012

CRÓNICA: DOS PÁJAROS CONTRAATACAN EN LIMA


Fue un miércoles, un miércoles del cual tenemos ya el recuerdo, que dos pájaros sobrevolaron el cielo de Lima. El público ávido de canciones con estilo y buena letra los aclamaban. Gente de todas las edades cautivada por la obra de dos maestros de la inspiración y la transpiración al hacer música. Joaquín Sabina y Joan Manuel Serrat se hicieron esperar poco, mas se hacen extrañar tanto. Aquí la crónica de lo que fue el concierto de Dos Pájaros Contraatacan.   


Siluetas se acercaban a los instrumentos musicales, había más movimiento en el escenario; la respuesta del público fue acomodarse en sus puestos bien ordenados y enumerados. De pronto dos pájaros gigantescos, después de una breve presentación en off, surgieron en las pantallas laterales, a la izquierda de los espectadores el pájaro Serrat y a la derecha el pájaro Sabina con palabras amenas manifestaron su agradecimiento y el inicio del espectáculo. Luces y sonó un cautivador rock and roll, la fusión oficiosa de “Ocupen su localidad”  y “Hoy puede ser un gran día”, más letra ajustada para el show. Serrat y Sabina entran, se saludan con un beso en los labios y saludan a su público cómplice de esa noche. Gritos de emoción en el recibimiento a los maestros.

Luego, una canción del disco propiciatorio para la gira cantada a dúo, “Acuérdate de mí”. Siguió la estupenda canción de protesta de Serrat, “Algo personal”. Manifestando su desazón por la situación actual en su país natal y el mundo en general. En estos tiempos, siendo hombres de orden Sabina y Serrat protestan desde sus montados espacios que son los escenarios que pisan y alzan la voz: “Entre esos tipos y yo, hay algo personal”.    


A continuación una cruda y sincera declaración de amor, una de las canciones de mayor logro de Joaquín Sabina interpretada en un inicio por Serrat, “Y sin embargo” que sobrepasa los cánones de la sinceridad en el amor convencional. El reconocimiento de la debilidad del hombre, sus límites, las vallas no superadas. El público participa en el estribillo, las pantallas se llenan de las caras de los asistentes, coreando: “y me envenenan los besos que voy dando…”  Éxtasis total se vive en el Jockey Club del Perú.  Sabina y Serrat se retiran, vuelve una voz en off anunciando la presencia del trasatlántico más famoso del mundo, aquel que se inundó y mientras sucedía la desgracia una orquesta, la orquesta del Titanic no dejó de tocar. Y pues, desembocó la canción que da título al disco y a la metáfora que es la vida de los dos genios de la canción, “La orquesta del Titanic”.

MAL TIEMPO, BUENA CARA.

Un contratiempo, Joan Manuel se había retirado, al cantar Joaquín, “De cartón piedra”, pues casi al final fallaron los sonidos. Sabina, siendo hábil para torear situaciones soltó: “Estas cosas pasan hasta en las mejores familias, que no es nuestro caso”. Provocando risas y dando final al incidente. Se sentó en medio del escenario y habló sobre su relación que tiene con el Perú, a propósito de la canción declaradamente peruana, “Rosa de Lima”. Emocionó al público cuando dijo, -la canción que cantaré ahora sirvió para que la cholita de mis sueños se viniera a Madrid conmigo-, aplausos y miradas compinches cada vez que Joaquín agregaba un elemento peruano a su discurso. – Y es también para un escritor que merece, no solo, el premio que le acaban de dar, sino todos los premios del mundo, para Alfredo Bryce -, mostrando su posición frente a las críticas por el premio de FIL Guadalajara otorgado a nuestro escritor peruano, que estaba entre el público. Así, “¡maldito crucigrama, maldito Bryce!”, se escuchó más fuerte que nunca. Terminada la hermosa canción de amor para su novia, también peruana, Jimena Coronado, retumbaron un solo de guitarra anunciando, “19 días y 500 noches”, la canción estupenda interlocución de lo que alguna vez le pasó a cualquiera, ni qué decirlo el personal estaba más que satisfecho y aun faltaba mucho.

De, “Cuenta conmigo”, y ahora en el escenario Serrat está solo, burlándose de su compañero de gira, pide al respetable que aplauda muy fuerte a Joaquín, que lo necesita, y mucho, para que se lo crea. Serrat cantó, “Eclipse de mar”, con aquella voz tan cálida y con el sentimiento a flor de piel. Y ahora fue turno de robarse el show, deleitó con “Mediterráneo”.


Así una canción tras otra, en una noche de juegos con palabras bien empleadas, una noche, también, de homenajes. Sabina le cantó a su entrañable amiga, fallecida este año, Chavela Vargas, alzando su bombín al terminar de entonar, “Por el boulevard de los sueños rotos”. Los toques de rock and roll no faltaron, en las canciones: “Princesa” y “La del pirata cojo”. En esta última, Serrat demostró sus dotes de malabarista. Un repentino cambio de ánimo por la siguiente canción, viendo a los maestros emocionarse al cantar: “Esos locos bajitos”. Tierna canción de Serrat, que le roba el corazón a cualquiera. Sumado a las lágrimas de Serrat ni qué decirlo.      

LIMA FUE POESÍA

Con, “Más de cien mentiras” se presentó a los músicos, presentación típica lleno de versos y agradecimientos. El espectáculo, se estaba acabando, más las ganas de un principio no se perdió. “Hoy por ti, mañana por mí”, “Tan joven y tan viejo”, “Para la libertad”, así en ese orden se interpretaron, todas coreadas, y sentidas con intensidad. “Contigo”, enmudeció pasiones y “Cantares”, las volvió a exaltar, el famoso poema popularizado por Serrat, que versa: “Golpe a golpe, verso a verso”. Lima no se deja, sigue el ritmo a los cantautores. Al volver de una engañosa despedida, y ganándose totalmente al público, los dos cantaron, “Aquellas pequeñas cosas” y la hermosa y bien contada historia de pasión “Noches de bodas” y “Nos dieron las diez”.


La despedida: “Agradeciendo al personal, su estrecha participación”. Todos los asistentes se sentían aludidos. Todos habían disfrutado con cada canción. Choque de edades, incordia de algunos por la forma de ver el show, avenencia, de la mayoría, que no faltó nada para que sea genial el concierto. Sabina y Serrat se alejan, y Lima queda con la esperanza de volverlos a ver. Serrat a sus 70 y Sabina a sus 63 años mostraron que tiene para rato, que la juventud la llegan por dentro, y nos aleccionan que aún: “Tengo la vida”. Vuelvan maestros, el Perú los espera.