Sección del mapa del Cerro de la Sal y sus alrededores. Fuente: Historia de las misiones franciscanas por Izaguirre |
PRIMERAS
NOTICIAS
Entre las actuales provincias de Chanchamayo y
Oxapampa se encuentra el histórico Cerro de la Sal, el cual fue descrito
en el siglo XVIII por el P. Fr. José Amich así:
Es un remate de un ramo de
Cordillera, que desde la Cordillera nevada de Reyes viene bajando por
Paucartambo; y en este paraje se eleva dicho cerro como un pan de grande altura
todo poblado de monte, excepto en la cumbre en que solamente tiene algunos
matorrales de palmas. Este cerro tiene una beta de sal, que desde la cumbre
corre al sudoeste por espacio de más de tres leguas, y otras tantas hacia el
nordeste; y dicha beta de sal tiene de ancho regularmente treinta varas. La sal
es de piedra mezclada con algún barro colorado. Dos leguas antes de llegar al Cerro
de la Sal, se encuentra con el río de Paucartambo, que viene del noroeste, y
una legua más abajo se junta con el río de Chanchamayo, formando en la junta el
río que llaman de la Sal, al cual más abajo llaman el río de Perené.
Este Cerro de la Sal es muy famoso por el grande
concurso de indios infieles, que de las naciones más remotas de la montaña
acuden a él por sal; porque como dentro de la montaña no hay salinas, les es
forzoso venir a este cerro a buscarla, los unos para su uso y consumo, y otros para
comerciar con ella otras cosas que necesitan de las otras naciones; siendo tan
varias las que suben a este cerro por la comodidad que tienen de muchos ríos
navegables, que algunas tardan dos meses en llegar a este cerro, cuyo
temperamento es muy templado; porque aunque es montaña real, el calor es
moderado por la elevación del cerro y su cercanía a la Cordillera. Está
habitado de indios Amages, y de algunos de las otras naciones que se quedan en
él cuando suben por sal. (1)
En
esta extensa pero indispensable cita se manifiesta la importancia que tuvo el
Cerro de la Sal para las comunidades indígenas de la selva central.
Se
conoce que los nativos Panataguas y Amages, nombres antiguos para los Yánesha y
los Antis denominación de los Campa Asháninka y Nomatsiguenga tuvieron
relaciones comerciales con los indios de la sierra de sus fronteras desde la
época preincaica. Los primeros con los de Huánuco, Pasco y Tarma, y los
segundos con los de Tarma y Jauja. En el truque practicado se intercambia la
sal aprovisionada. Tras la invasión y dominio español de los territorios de la
sierra, los intercambios menguaron. (2)
Mapa de los grupos etnolingüísticos de selva central. Fuente: La sal de los cerros de Varese. |
ÉPOCA COLONIAL
La
tarea encomendada a los religiosos por parte del Imperio Español y el Papado de
evangelizar a los nativos de la montaña, revelaría la existencia de este Cerro
a los forasteros, y con ella la ambición de controlarlo. Por un lado, algunos
soldados presumieron la existencia de minerales en sus alrededores, como fue el
caso de Francisco Bohorques, que terminó expulsado a Chile por su resistencia y
codicia; como también lo relata el padre Amich. Y por otro lado, los misioneros
religiosos al querer administrar el Cerro y su producto para unificar a los
pobladores originarios diseminados en pequeños números por toda la selva con el
fin de catequizarlos.
Poco
duró la prosperidad de las conversiones franciscanas ya que en 1742 comenzó la
rebelión de Juan Santos Atahualpa en la selva central que retardaría la
colonización aproximadamente un siglo.
Años
después de la rebelión de Juan Santos Atahualpa iniciada en 1742, que desbarató
todo intento de evangelización y colonización en la selva central del Perú, el
intendente de Tarma Ramón Urrutia y las Casas redactaría un informe que
buscaba convencer al virrey Abascal de invertir en la recuperación de las
montañas de Chanchamayo:
Asi mismo son frutos importantes de nuestra activa
especulacion, y solicitud las floridas Misiones del Cerro de la Sal, y del gran
Pajonal no solo por el gran número de almas que nos consta habitan aquellos
parajes donde logró fundar, como llevo referido muchos pueblos la incubacion,
laudable de los Relijiosos de San Francisco, sino también por ser dicho Cerro
de la Sal un punto fijo de la comunicacion de los jentiles de la Montaña.
(3)
ÉPOCA REPUBLICANA
Es
decir, hasta la llamada emancipación del Perú, en las primeras décadas del
siglo XIX, el Cerro de la Sal aún era considerado estratégico ya sea para
ubicar misiones religiosas o haciendas permanentes con el propósito de ganar
territorio amazónico. Es sólo en 1847 que las autoridades peruanas, obtenida ya
la independencia y con ella instaura la República, que en la actual ciudad de
San Ramón se erige un fuerte que sería punto de avanzada para la colonización
de la selva central. En dicho fuerte se aprovisionaron y partieron varias
exploraciones científicas y militares al interior de la montaña, como los del:
almirante Herndon en 1851, humanista Raimondi en 1855, coronel Barriga en 1868,
coronel Pereira en 1869, coronel Cárdenas en 1870, ingeniero Wertheman en 1874
y 1876, etc.; logrando así, décadas después, establecer poblados estables como:
La Merced en 1869, Pueblo Pardo en 1976, San Luis de Shuaro en 1886, y las
haciendas que conformaron la colonia del Perené en 1891 y 1892.
En
1897 el padre franciscano Gabriel Sala redactó en su informe de
exploración que hizo a los ríos Pichis, Pachitea, Ucayali y la región del Gran
Pajonal:
Se quejan algunos chunchos de que se les impide
sacar sal y se les obliga á trabajar sin remuneración (...) El Gobierno ha
dispuesto que la sal de Chanchamayo ó Cerro de la Sal, esté libre de impuestos,
y que todos se aprovechen de ella. ¿Por qué, pues, los pobres chunchos, que
tienen más derecho que los blancos, han de ser hostilizados, cuando vienen de
una distancia de 20 días de penoso camino, á sacar un pedacito que les dura un
año entero, y es el único condimento de sus comidas? (4)
La
voz de protesta del religioso no tuvo eco en los gobernantes del país. Y así
fue durante todo el siglo XX que el Cerro de la Sal fue lotizado y vendido a
grupos de colonos extranjeros y nacionales que tuvieron control sobre
mencionado Cerro y su sal.
Según
testimonios de vecinos del Cerro de la Sal hasta la década de 1980 se observaban
grupos de nativos viajando al Cerro para extraer la sal. (5)
Veta de sal negra del Cerro de la Sal. Fuente: Desco Programa Selva Central. |
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NOTAS:
(1)
José Amich.
(1854). Compendio histórico de los
trabajos, fatigas, sudores y muertes que los ministros evangélicos de la
seráfica religión han padecido por la conversión de las almas de los gentiles
en la montaña de los Andes pertenecientes a las provincias del Perú. Paris,
Librería de Rosa y Bouret, 1869, 18 y 19.
(2)
Renard
Casevitz, Saignes y Taylor. Al este de
los Andes: Relaciones entre las sociedades amazónicas y andinas entre los
siglos XV Y XVII. (Carrera Colin, J., Trad.). Quito, Ediciones Abya-Yala, 1988.
(3)
Urrutia. Informe del intendente Urrutia sobre las
ventajas que resultan de la apertura del camino y comunicación por el
Chanchamayo presentado al Virrey del Perú en 1808. Lima, Imprenta del
Comercio, 1847, 47 y 48.
(4)
Gabriel Sala. Exploración de los ríos Pichis, Pachitea y
Alto Ucayali y de la región del Gran Pajonal. Lima, Imprenta La Industria, 1897,
135.
(5) Un interesante folleto publicó Desco Programa Selva
Central, en donde explica sumariamente las etapas históricas por las que pasó
el Cerro de la Sal.